Que se reúnen para compartir vivencias, aventuras y desventuras durante una cena conjunta que celebran el primer martes de cada mes. Aunque aparentemente no guardan ningún secreto entre ellas, una confluencia de sucesos pondrá en evidencia que, en realidad la relación contiene matices muy distintos.
Lo que afortunadamente para el lector proporciona a la autora material suficiente para escribir una entretenida novela, que elegí precisamente considerando que, estando escrita y protagonizada por mujeres en la mayoría de los papeles, se desarrolla a lo largo de un peregrinaje sobre el camino de Santiago, para descubrir en medio de la lectura que, aunque su longitud se acortaba hasta llegar justo hasta las puertas del santuario de Lourdes, mantiene todas y cada una de los conflictos propios de una intensa convivencia entre las ampollas, los ronquidos y los naturales efluvios que emanan del dormitorio colectivo en un albergue cualquiera.
Estas y otras circunstancias sobrevenidas, como pueden suponer, pondrán en más de una ocasión a prueba la solidez de esa antigua amistad.
Las imágenes a veces transmiten la realidad con una cierta distorsión, pero resulta sugerente la foto, está el caballero reflexionando sobre su vida durante el pasado año laboral pensando en que, de no haber estudiado, ahora estaría en el pueblo como su padre.
Quizás afilando la hoz durante un breve descanso en medio de la siega, bajo un sol abrasador que le llenaría el cogote de arrugas dejando el cuello al modo de una tortuga, como a su padre.
Las chicharras acompasando el ritmo y sin una triste sombra a la vista, sólo el polvo que se alza mecido por ascendentes térmicas y el permanente sudor que seca la garganta y moja la espalda. El sol va tiñendo de blanco la barba de tres días. Como a su padre.
¡Vaya que se esta mejor de vacaciones! piensa, menos mal que hoy en día los tiempos avanzan que es una barbaridad, mientras una media sonrisa se va esbozando en sus labios. Bien, sabe que no tiene ni un euro en el banco para pagar la cuenta del hotel y que, además, ayer le despidieron mediante un indecente email.
Esta noche, para celebrarlo, se va a pedir una botella de cava de una buena marca, brut nature, para acompañar una docena de ostras. Y luego a la disco a por un par de whiskys de importación.