Describir la orilla del río como la llegada al lugar último para descubrir que la corriente representa la existencia de lo que es, lo que ha sido o será el cauce de aquello que está por venir.
El agua cuya corriente discurre alegre, durante el principio es turbulenta, arrastra con pasión todo aquello que encuentra a su paso, es la misma que, resulta imparable, sin emitir más ruido que el persistente rumor que produce cuando provoca el giro en la rueda del molino o cuando llegando al final de su curso, arrastra hacia el mar el limo del conocimiento y la experiencia.
Es entonces cuando el hombre rechaza el camino del odio y acepta que los errores sufridos y cometidos deben ser disculpados porque lo acaecido no pudo suceder de otra manera. Y que la pasión por el placer del amor y la necesidad de dar y recibir son una etapa imprescindible para llegar al final del camino.
Que tanto respeto merece la amante esposa, como la piedra que espera paciente a que la destruyan la lluvia y el viento al borde del sendero y de ese modo llegar a ser polvo para formar parte de la vida y tal vez, alcanzar la muerte y renacer, una y otra vez en un ente consciente de ser, que anhela alcanzar el Nirvana del no ser superando el eterno ciclo.
Consideraba a Hermann Hesse como un escritor básicamente cristiano, quizás tras esta lectura le aúpen ustedes, con Huxley, Ortega o Jünger, entre los pensadores occidentales que describen cuál es el verdadero sentido de esta nuestra vida.
Al fin y al cabo, podría ser que nuestro cerebro sólo actúe obedeciendo ciegamente el dictado de las hormonas.
Mi galleta no está disponible. Estaré a dieta.
Marlene Dietrich – Lili Marleen.
Eres tan pertinente, estaba necesitando esas imágenes. La canción es bella. Gracias por la galleta.
Hermann Hesse, uno de los escritores de mi adolescencia, y que lo leí muchas veces en mi vida, El lobo estepario, ese libro que te hacía vibrar desde muy adentro con la sacudida a las neuronas y tal vez a las hormonas, Demian otro grande y Siddhartha, mi trilogía preferida y Narciso y Goldmundo que me marcó, gracias por traerlo de nuevo, un abrazo
Gracias a ti Themis De los que citas, me falta por leer Narciso y Goldmundo. Un abrazo.
Gracias por tan gratificante relato y hacer conocer. Alguna vez vi unos versos bellos de este autor tan honorable Es un placer. Buen sábado Carlos
Muchas gracias Carmen, feliz fin de semana también para ti. Un abrazo.
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Hermann Hesse. He leído un montón de libro suyos todavía no he olvidado «El lobo estepario». A veces pienso que lo debería volver a leer. Alguien por ahí nombre a Damian y Siddhartha. Mi trilogía preferida. Buen sinde.
Muchas gracias Azurea. Me gusta releer la obra de los premios Nobel, creo que se aprende con ellos. Un abrazo.
La música que cuelgas, magnífica.
Gracias Azurea. Un abrazo.
Qué reseña tan chula te ha quedado. Gracias por compartirla. 🙂
Un besote
Muchas gracias Luna. Voy a releer por si acaso. Un besazo.
Igual que Themis, lo leí de adolescente.
Ay del pobre que no hubiera leído «El lobo estepario».
No me acuerdo muy bien, pero sé que me gustaron todos.
Muy bonita tu reseña, Carlos
Besos
Gracias Paloma, tienes razón. Es una lectura adecuada para cualquier edad. Quizás sea un poco machista para la época actual, aunque hay que tener en cuenta que las convulsiones durante el siglo pasado a causa de la guerra, propiciaron el proceso de liberación de la mujer occidental. Un hecho a priori imprevisible. Un besazo.
Me hiciste recordar estas lecturas casi obligadas en la escuela: El Lobo Estepario y Siddhartha. Ambas me gustaron, sobre todo Siddhartha. Buenos recuerdos.
Muchas gracias Ana. Releer a un autor preferido, es casi como estudiar su obra. Un aprendizaje para los que amamos la literatura. Un abrazo.
Estupenda reseña de un imprescindible que me retrotrae a mi adolescencia.
Un besazo Carlos
Muchas gracias Lola, que bonitos recuerdos tienes de cuando aprendimos a pensar. Un besazo.
Así es. Un besazo de vuelta
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