El final de cada día, señala el instante preciso en el cual se inicia una nueva jornada y con ese amanecer llega la oportunidad de aumentar la felicidad a nuestro alrededor. Bueno pues esta obra quizás trate precisamente de todo lo contrario, de una familia en la cual, la mayor parte de sus miembros viven atrapados en una sensación de profunda infelicidad e incapacitados para terminar una conversación diciendo simplemente: Te quiero.
Y miren ustedes que casi nada resulta más placentero que sostener una relación con las personas que tenemos a nuestro alrededor. Un placer que luego echamos mucho de menos, en cuanto se nos niega la oportunidad, porque la vida, esa consecuencia de la existencia, combinación del tiempo y la respiración, es la que se encarga de alejarnos de lo verdaderamente importante.
Por demás esta novela contiene un entretenido compendio de males de amor que acaban encontrando un final más que satisfactorio. Siempre una receta eficaz para encaminarse hacia el universo de los sueños. Que sí, que a ustedes también los quiero.