Que se reúnen para compartir vivencias, aventuras y desventuras durante una cena conjunta que celebran el primer martes de cada mes. Aunque aparentemente no guardan ningún secreto entre ellas, una confluencia de sucesos pondrá en evidencia que, en realidad la relación contiene matices muy distintos.
Lo que afortunadamente para el lector proporciona a la autora material suficiente para escribir una entretenida novela, que elegí precisamente considerando que, estando escrita y protagonizada por mujeres en la mayoría de los papeles, se desarrolla a lo largo de un peregrinaje sobre el camino de Santiago, para descubrir en medio de la lectura que, aunque su longitud se acortaba hasta llegar justo hasta las puertas del santuario de Lourdes, mantiene todas y cada una de los conflictos propios de una intensa convivencia entre las ampollas, los ronquidos y los naturales efluvios que emanan del dormitorio colectivo en un albergue cualquiera.
Estas y otras circunstancias sobrevenidas, como pueden suponer, pondrán en más de una ocasión a prueba la solidez de esa antigua amistad.