Sí Marvin Harris, en Vacas, cerdos, guerras y brujas. Supo dar una explicación materialista plausible al respeto que disfrutan las vacas en la India y porqué los judíos y musulmanes mantienen proscrita la ingesta de jamón entre otras raras creencias. (Si lo desean, les comento luego sobre la propia aversión al consumo del Ibérico de bellota).
Yuval Noah Harari, en el libro Sapiens (De animales a dioses) colabora desde un punto de vista muy liberal con una obra razonada y divertida para comprender la transformación de nuestra propia especie en el mayor éxito de la evolución planetaria.
Con el previo permiso de nuestras simpáticas simbióticas, cucarachas y ratas en mayor proporción, la ayuda inestimable de perros y gatos y el discreto silencio con el que han acogido la obra, los carentes de voz, ovejas y demás víctimas de explotación comercial, les recomiendo ambas doctas interpretaciones para contemplar juntos innumerables elementos que, aún siendo conocidos de manera individual, nunca habían formado parte de un único y gustoso guiso cultural.
El pretendido triunfo de la especie humana, su (nuestro) desarrollo y crecimiento económico, a menudo es un tema que se presta a arduos debates en el entorno académico de los más afortunados. Aunque me temo que a la opinión de la inmensa mayoría se le concede idéntico valor que a las gallinas ponedoras y qué, cuando grita demasiado, reciben un donativo en forma de fusiles automáticos de segunda mano para que así puedan contribuir al PIB mundial. Me atrevo a lanzar la cuestión que a todos nos preocupa. ¿Para invertir los ahorrillos en bolsa de valores optan por acciones de consumo o son más de tecnológicas?


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