La de los ingredientes esenciales que son necesarios en la cocina, una novela de esas que sin mayores complicaciones habla de personas que desean descubrir el mundo de los fogones, llega cada uno hasta las clases de cocina con su pasado más o menos largo y con un futuro, incierto como todos lo tenemos. Me ha gustado mucho la ternura que la autora pone en cada una de las descripciones y algunas de las apetitosas recetas que presenta, para alargar las líneas ahí va una de las mías.
Merluza con almendras:
Se pela una patata blanca por comensal y se corta en rodajas panaderas, las dejamos reposar en agua con una pizca de sal para que suelten parte del almidón.
Se pica una cebolla rotunda, se llora de pena y se aparta en una fuente, a continuación damos igual destino a unas zanahorias, al gusto, para cuatro yo sacrifique dos en rodajas finas.
Se van extrayendo las almendras y dejándolas en remojo junto a las patatas. Docena y media para dos estará bien.
La merluza en rodajas, sirve de la congelada, que tampoco vamos a ser tiquismiquis a estas alturas de la vida, se sala ligeramente y se pasa por harina.
En una tartera de freír con cuatro o cinco cucharadas de aceite de oliva se doran unos ajos y se apartan, que no se quemen que luego el aceite sabe demasiado, se cierran en el aceite caliente las rodajas de merluza por ambas caras, no hacen falta que se doren mucho y se reservan aparte.
En el mismo aceite se añade la cebolla, la zanahoria y un puñado de guisantes. También sirven de los congelados, una pizca de sal y cuando comienza a transparentar la cebolla, zas, media cucharada de pimentón dulce, se remueve todo, se añaden las patatas y las almendras y se remueve de nuevo para que tomen el color, con medio vaso de agua y unos trozos de raspadura de limón, de lo blanco no pongan que amarga, se deja que hierva durante unos diez minutos, vigilen que no se queden secas y cuando las patatas ya se parten sin dificultad con la cuchara de palo, las emborrachamos con una copa generosa de cava brut o de vino blanco espumoso, cuando de nuevo arranque a hervir, instalamos cómodamente las rodajas de pescado sobre el guiso, sin que las toque mucho el agua y lo dejamos diez minutos a fuego muy lento, mientras vamos poniendo los cubiertos y platos sobre la mesa. Y a comer acompañando el plato del cava restante.
Ahora la imagen.
De escuela
5 abril, 2015 por carlos
Una novela con la que se nota que has disfrutado y una receta que debería hacer yo misma porque tiene una «pinta» riquísima. ¿Has podido «robar» alguna de las recetas del libro?
Besos!!
Pues no se me había ocurrido quedarme con ninguna de las recetas, Y si que puedo copiar alguna de ellas, quitar la mantequilla y adaptarla. Una idea excelente. Un beso.
¡Me la apunto! Aunque acabo de leer algo con bastante tema culinario y es algo que no me disgusta, no conocía de esta obra.
¡gracias por mostrármela!
Muchas gracias, es muy divertido y tiene un manejo muy dinámico de los personajes. La cocina no creo que disguste a nadie y es uno de los conocimientos esenciales para llevar una vida sana. Para ligar creo que no vale, pero para estar más guapos es imprescindible. Jajaja. Un beso
Hombre, leer tu receta ha sido divertido, si el libro es así, seguro que podría leerlo de un tirón. Yo cocino y según dicen, no lo hago mal. Pero no me muero por hacerlo, simplemente hay que comer y si lo que se come está bueno mejor que mejor…
Hago un cordero de Burgos de chuparse los dedos, pero es que eso no es muy difícil.
Besos.
Muchas gracias Estrella, incluso unas sopas de ajo requieren cuidado y atención, cuanto más habrá que vigilar al cordero. que no sé si es al horno o a la cazuela. Un besazo. .
Cordero lechal al horno… aunque a la cazuela tampoco está mal.
Besos.