A veces, más de las que debería, durante el paseo diario, deposita en sus pies la responsabilidad de conducirle durante ese tiempo de ejercicio. Después de tantos años de recorrer el mismo sendero cree que puede confiar en ellos. Sí sucede, de cuando en vez, que regresa de alguna ensoñación en medio de la niebla e ignora si es que va hacia los prados altos o ya está de retorno. Tras los primeros sustos y para evitar sobresaltos, tiene una regla dorada adecuada a su edad, el camino bordea un suave barranco bajo el cual se distinguen paralelas las vías del tren que quedan a la izquierda en el sentido de la vuelta. Cuando camina sobre la nieve blanda recién caída no le hace falta tomar esa precaución pues le basta con seguir sus propias huellas en sentido contrario. Hoy me comentaba sobre la persistente presencia del invierno y la realidad del cambio climático. También me ha explicado algo sobre la posibilidad de que se desencadene una tormenta perfecta y sepulte nuestro continente bajo un kilómetro de hielo durante el transcurso de unos pocos días. Y todo a causa de tomar a broma el problema del incremento de gas carbónico disuelto en la atmósfera. Opino que algo de razón si que tiene, porqué a pesar de la crudeza particular de ésta estación. Alcanzo a recordar como durante las olas de frío el termómetro restaba a menudo, y sin pedir permiso al hombre del tiempo, seis grados más que ahora y se quedaba tan pancho en los menos muchos una semana entera. Era el momento adecuado para rescatar del armario ropero del sótano, gruesas pellizas, pantalones impermeables, botas dobles, calcetines triples y manoplas de gobierno imposible. Y ahora mi preocupación es si celebrar o no una subasta en ebay, para comprar algunos litros de gasóleo para calefacción, con lo obtenido por la venta de toda esa ropa. Ahora la imagen.
Ten cuidado y no te despistes que cuando se pone el piloto automático, a veces, se desorienta uno.
Increíble lo del Tsunami de hielo. Estamos destruyendo el Planeta con una alegría impresionante.
Buena reflexión, Carlos.
Besos!!
Que cosas se le ocurren a la naturaleza, Pongo buen cuidado y como siempre transito por el mismo sendero, hace tiempo que tropece, varias veces, con cada una de las piedras. Un beso.